Obviamente, los TIGRES están en la lista des de siempre, esa belleza había que apreciarla en directo, por lo menos, una vez en la vida. Admirar esa enorme bestia majestuosa y estéticamente preciosa, nos ha dejado recuerdos inolvidables.
Somos amantes de los grandes felinos y después de ver leones o leopardos en África, estábamos deseando ver al más grande de la familia.
Ver tigres en libertad, en su hábitat natural, no es tarea sencilla. Ya se sabe que los avistamientos en la naturaleza tienen un punto importante de incertidumbre, y quizá por eso, conseguir el objetivo es todavía más satisfactorio. En el caso de los tigres, es aún más complicado porque son animales solitarios, hay muy pocos ejemplares, el terreno que ocupan es muy grande y además solo está abierto un 20% al público.
Aun sabiendo todo esto, elegimos los TIGRES de Bengala como los protagonistas de nuestra siguiente aventura. Sabíamos que sería muy complicado, pero no por eso dejaríamos de intentarlo.
La mejor época para avistarlos va de marzo a mayo, después ya hace demasiado calor. En nuestro verano, des de julio hasta octubre, los parques están cerrados por el monzón y no es posible visitarlos.
Hay varias opciones en India para probar suerte. El famoso Ranthambore en el norte y Bandhavgarth y Kanha en el centro del país. La mayoría de turismo que reciben los parques naturales de India a diferencia de los africanos, son de turismo interno. Los turistas extranjeros, si eligen la opción norte lo añaden al triángulo de oro que incluye Delhi, Jaipur i Agra (Taj Mahal). Los que eligen la zona centro, normalmente hacen un combinado y visitan mínimo 2 parques, con la consiguiente inversión en traslados, nada más y nada menos que mínimo 7 horas de taxi.
Nosotros preferimos elegir solo 1 parque y explorarlo a fondo evitando perder tiempos en desplazamientos.
Como os decía, organizamos el viaje con el único objetivo de conseguir ver tigres en libertad, sopesamos la posibilidad de acercarnos al Taj Mahal y ver otra de las maravillas del mundo, pero al final lo descartamos. El peque quedó harto de templos en Bangkok y había que invertir más días si lo incluíamos, así que nos centramos solamente en tener un encuentro con Shere Khan y vivir por fin, en el Libro de la Selva.
La primera vez que lo intentamos fue en 2016 durante nuestro viaje a Nepal. Allí hay un parque, Chitwan, donde en contadas ocasiones el gran felino rayado se deja ver. No fue nuestra suerte. A pesar de que pudimos apreciar sus huellas, no conseguimos avistarlo. Y desde entonces, las ganas de encontrarlo no han parado de crecer.
En honor a la verdad, tenemos que decir que es un viaje muy especial, no apto para cualquiera. Te tienen que gustar mucho los animales y ser muy paciente, ya que pasas la mayor parte del día en un jeep en silencio, pendiente de cualquier ruido o señal que te acerque a tu objetivo. En este sentido, no todos los niños están preparados para un viaje así. Hay que valorarlo bien, antes. El nuestro, afortunadamente está muy acostumbrado a estar muchas horas conduciendo en la furgo y además adora los animales, tiene experiencia previa en otros safaris y se suele adaptar bien a todos los viajes, puesto que las horas invertidas en llegar, tampoco son fáciles de digerir para ell@s.
A parte de todo esto, no suele ser un destino turístico muy explotado y hay poca información en internet para organizar un viaje por libre de este tipo, así que aquí os dejamos lo que a nosotros nos ha servido:
PREPARATIVOS
Safaris
Lo que va a marcar los tempos en este viaje son las reservas en los parques naturales. En el caso de Bandhavgarth las reservas se abren 4 meses antes de la fecha de visita. Así que hay que estar muy pendiente para hacer la reserva justo 120 días antes porque hay muy pocas plazas y se agotan enseguida.
En Bandhavgarth hay 3 puertas de entrada que te permiten visitar 3 zonas distintas y en cada una de ellas entran unos 20 jeeps por la mañana y otros 20 jeeps por la tarde, así que las oportunidades son muy pocas.
Lo primero que hay que elegir es qué quieres, si un jeep para ti solo o compartido y elegir la zona y por lo tanto la puerta por la que entrarás. Nuestra recomendación es que puedas hacer mínimo 2 safaris por puerta dentro de la Core Zone, para multiplicar tus posibilidades de avistamiento. Cuantos más safaris hagas, más probabilidades tienes y ya que vas hasta ahí, hay que intentarlo el máximo de veces posible. Hay días que todas las zonas consiguen ver al gran felino, hay días que ninguna y hay días que solo algunas. Así que como siempre es cuestión de suerte.
Prever 4 meses antes donde estarán los tigres es imposible, por lo tanto, es mejor repartir los safaris entre las 3 zonas core para asegurarse algún avistamiento. La zona 1, Tala, es la que más buena fama tiene, y la que agota antes sus plazas, pero eso no es garantía de nada. Nosotros cuando volvamos, repartiremos los safaris entre las 3 zonas, Tala, Magadhi y Khitauli.
En nuestro caso elegimos un jeep privado para nosotros 3 solos e hicimos un total de 8 safaris.
Cabe destacar que no están ni la mitad de preparados que en África para los avistamientos, no hay un rastreo profesional, ni comparten los éxitos, ni nada parecido. Lo máximo que hacen es llamarse entre guías para ver si el otro ha tenido suerte ya. No hay un mapa como en el Kruger por ejemplo, donde puedes ver donde se han visto los últimos avistamientos de los animales más preciados.
Para hacer las reservas hace falta cargarse de paciencia, porque la forma de trabajar allí no tiene nada que ver con la que tenemos por aquí. He mandado mails que todavía no me han contestado, mails que he tenido que reenviar a toda la cadena hotelera para que se dignaran a contestarme al cabo de 15 días, etc. Así que, ponte con tiempo e insiste.
Los safaris se pueden reservar directamente con el gobierno indio a través de esta web, donde puedes ver cuándo se abren las reservas y el número de jeeps que hay disponibles. En principio habría que tener un móvil indio para hacer la reserva, pero por mail te la hacen sin necesidad de disponer de una SIM india, solo hay que rellenar este formulario.
Si lo prefieres, por un poquito más, puedes reservar un pack de alojamiento + safaris en cualquiera de los resorts que rodean el parque. Hay muchos para elegir con una amplia gama de precios.
En cualquier caso, los safaris siempre hay que pagarlos por adelantado.
Por lo que, por este motivo, recomendamos contratar un seguro de viaje con cancelación porque si finalmente no se puede viajar, el seguro te devolvería el importe de los vuelos, el hotel y los safaris. Hay que leer bien la letra pequeña porque no entran todos los supuestos que te impidan viajar. Pero si te rompes una pierna la semana antes o te quedas sin trabajo, podrás recuperar todo el dinero que avanzaste 4 meses antes.
Los safaris empiezan a las 6 de la mañana, y ahí sí hay una puntualidad alemana, a las 6 se abre la puerta y la hilera de 20 jeeps entra en dos minutos. Lo que supone que hay que llegar a las 5:45h para tramitar cada día todo el papeleo que supone la entrada, de lo que se encarga el guía. Al que puntualmente teníamos todos los días a las 5:30h en la entrada de nuestro hotel, revisando que el desayuno estaba listo y esperándonos para partir.
De 6h a 11:30h hacíamos el primer safari del día, volvíamos al hotel, nos quedábamos un rato en el hall, que es el único sitio donde había wifi, íbamos a darnos un bañito en la piscina y sobre las 13h nos dirigíamos al restaurante para comer. A las 14:30h nos esperaba de nuevo el jeep en la puerta para hacer el safari de tarde. Volvíamos sobre las 18:30h ya de noche, nos poníamos al día con el wifi, nos duchábamos y nos íbamos a cenar sobre las 20h.
Y, por último, hay que tener en cuenta que Bandhavgarth cierra todos los miércoles por la tarde y algunos días al año. Por ejemplo, el día del Holi Festival (en marzo).
Por cierto, a parte del precioso tigre de bengala, hay posibilidades de ver otros animales, abundan los ciervos y los monos y, excepcionalmente también se pueden divisar leopardos y osos asiáticos. Nosotros tuvimos la enorme suerte de poder ver un ejemplar de estos últimos. Un precioso y peludo oso asiático se dejó ver uno de los días, fue otro de los momentos mágicos del viaje.
Tigres en total vimos 6, la primera vez que los vimos, vimos 1 madre con 3 cachorros que tenían solo 1 año pero eran casi tan grandes como ella. Menuda estampa familiar. Se quedará para siempre en nuestra retina. Las fotos no le hacen justicia, solo llevamos el móvil, no llevamos reflex ni teleobjetivo, así que la calidad es la que es.
Después vimos un gran macho solitario durmiendo cerca de una de las pistas.
Otra hembra que se cruzó delante nuestro y se paseó un buen rato por nuestro lado. Fue uno de los días que más rato estuvimos junto a ella, porque normalmente, los encuentros son muy fugaces, sin embrago, este día, estuvo bastante rato donde alcanzaban nuestros ojos.
Y por último, otra hembra que tuvimos el placer de seguir un buen rato en la zona 3 donde solo estabamos nuestro jeep y otro. Fue curioso porque el guía dijo, vamos a parar aquí un momento para ir al servicio. Bajó del coche y cuando empezamos a bajar nosotros, alguien gritó TIGER TIGER y nos quedamos blancos.
Subió todo el mundo al coche enseguida e intentamos divisar hacia donde había ido, sin éxito. Pero sabíamos que estábamos cerca. Pudimos apreciar sus huellas por toda la pista, por unos minutos, casi conseguimos verle. Pero esperamos y al fin apareció. Pudimos observarla un buen rato al lado izquierdo del jeep, hasta que decidió cruzar delante nuestro, no sin antes marcar el territorio. Fue un momento mágico.
Es dificil explicarlo con palabras, pero era ese momento el que habíamos estado soñando durante tanto tiempo y por fin, podíamos vivirlo en primera persona. Nos miró un par de veces y siguió su camino. Después pudimos observarla durante un rato por el lado derecho del jeep hasta que le perdimos la huella. Fue el día que más rato pudimos gozar de su presencia. En silencio, para no ahuyentarla y emocionados al máximo de la suerte que estábamos teniendo en ese momento. Fue súblime y solo por ese rato, de compartir esos momentos con esa hermosa tigresa, ya había merecido la pena cada quilómetro y cada euro invertido. Ojalá logremos conservar esas sensaciones para siempre en nuestra memoria.
En todos los safaris, te acompaña el conductor que también es guía y un funcionario del parque, que en teoría también es guía. En nuestro caso, al llevar el mismo conductor durante una semana, paree que se esforzaba más que los guías que iban cambiando cada día.
Como curiosidad, en la salida del parque, hay un cartel que pone “quizá tu no has visto al tigre, pero él seguro que te ha visto a ti”.
¿Cómo llegar?
Hay distintas opciones para llegar a Delhi desde España. Solo hay vuelo directo desde Madrid con Air India, así que, si como nosotros, sales desde otro lugar, tendrás que ver qué opciones se ajustan más a tus necesidades.
También existe la posibilidad de volar a otras ciudades como Mumbai o Jaipur, pero luego no hay vuelos internos directos a Jabalpur, así que por ese motivo, descartamos volar a otra ciudad que no fuera Delhi.
Nosotros, volando con el peque, priorizamos vuelos nocturnos y llegar con luz al destino. Lo de llegar de noche, empeora tu percepción exponencialmente y preferimos pagar un poquito más, pero asegurarnos que la primera impresión sea la mejor posible.
Nos habían contado muchas historias sobre la llegada al aeropuerto de Nueva Delhi y nada más lejos de la realidad. Fue todo como la seda sin ninguna incidencia ni nada destacable. Llegamos on time, preguntamos cómo cambiar de terminal para nuestro siguiente vuelo interno, cogimos el bus gratuito que nos indicaron y que conecta todas las terminales y poco más. La wifi gratis en el aeropuerto hizo más llevaderas las 2 horas de retraso que llevaba el siguiente avión. Cambiamos algo de dinero y poco más.
Llegar a las 7h de la mañana supuso hacer escala en Helsinki, pero para nosotros era mejor que hacer escala en Roma, por ejemplo, a pesar de ser más barato el vuelo, pero no llegar a las 2h de la madrugada con Alitalia y saliendo también a las 3h de la madrugada.
Para los vuelos internos no hay tantas posibilidades, el primer vuelo desde Delhi a Jabalpur es a las 10h y lo opera SpiceJet. La vuelta por la tarde es a las 20h des de Jabalpur y lo opera Air India. El primero parecía de juguete, llevaba 2 horas de retraso y al subir al avión aún estaban con el motor abierto y algunos operarios trabajando. No nos dió mucha confianza, pero volamos sin incidencias. El avión de vuelta de Air India era igual de pequeño, pero no parecía tan de broma.
Alojamiento
Puedes empezar por ver las opciones que ofrece Booking en Tala, aunque no son muchas; después puedes ponerte también en google maps y te aparecen más y puedes ir viendo su web. Vale la pena escribirles directamente porque es posible conseguir mejor precio que en booking si contratas el pack de alojamiento + safaris. La mayoría exigen el pago por adelantado y es imprescindible coger pensión completa porque no hay ninguna opción de comer fuera del hotel.
A veces las webs no están muy actualizadas o las fotos parecen muy antiguas, así que la elección no se hace fácil. No tienes claro si lo que muestran será lo que realmente encuentres al llegar.
Finalmente, nuestra elección fue el Lemon Tree Wildlife Resort, y no podemos estar más contentos con la decisión. El hotel en sí está muy bien, está a 5 minutos de la entrada 1 del parque (Tala), tiene zonas comunes con billar y wifi, piscina, y una atención exquisita. También cuenta con un restaurante delicioso donde Rajesh se esforzó en deleitarnos con comida sin picante todos los días. Además, las habitaciones son súper amplias, así que el poco tiempo que pasas en ellas, son realmente cómodas.
Eso sí, paciencia de nuevo, lo de contestar mails de un día para otro, allí es ciencia ficción, así que, insistid 🙂
Para la última noche en Delhi, queríamos un hotel cerca del aeropuerto, puesto que en principio llegábamos a las 22h de la noche y a las 10 a.m. teníamos el siguiente vuelo. Aunque solo fuera para dormir, queríamos irnos con un buen sabor de boca y la elección tampoco fue fácil. Las fotos en booking y los comentarios no eran alentadores, y aunque 50€ en India parecían suficiente para un hotel decente, al final nos decantamos por un hotelazo para aseguarnos de tener una despedida a la altura del sueño que íbamos a cumplir.
Elegimos el Hotel Trident Gurgaon y no pudimos estar más encantados con la decisión. Fue una pena estar tan poquitas horas porque nos hubiera gustado poder disfrutarlo como se merecía. Es un hotel de lujo en toda regla. Una atención exquisita, una decoración preciosa, una piscina de infarto y una habitación de ensueño.
El vuelo interno también se retrasó un poco y acabamos llegando casi a medianoche, aún y así, pudimos pedir unas pizzas que nos trajeron a la habitación y nos trataron con la misma delicadeza que si fueran las 11h de la mañana.
El bufet libre del desayuno era una auténtica locura, había centenares de opciones para elegir y era literalmente imposible probarlo todo. Así que nos conformamos con engullir algo dulce y salir pitando para el aeropuerto.
Visado
El visado hay que solicitarlo por adelantado (dentro de los 30 días anteriores a la llegada al país) por vía telemática. Se requiere una foto de carnet en jpeg y los pasaportes escaneados en pdf con más de 6 meses de validez. Es recomendable también tener billete de avión de salida del país. Se tramita a través de esta web, ojo porque hay muchas webs no oficiales que te cobran más y no te envían el visado. Hay que hacer el pago on line de 25 € por persona en nuestro caso y al día siguiente teníamos el visado en nuestro mail.
La web está en inglés y no es demasiado complicada, pero aquí tenéis los pasos a seguir para que os sea más sencillo. Hay varias opciones, visados de 1 mes, de 1 año, múltiples entradas etc.
Como toda la documentación, recomendamos llevar una copia impresa en papel y otra copia en formato digital.
Salud
Antes de cualquier viaje, nuestra recomendación es que os acerquéis a Sanidad Exterior, donde os asesorarán los médicos expertos en medicina tropical. En el caso de Inda hay algunas recomendaciones, pero en nuestro caso, ninguna vacuna nueva que no tengamos ya puesta de otros viajes.
En cuanto a la profilaxis de la malaria, siempre es un tema muy personal, pero nosotros esta vez hemos optado por tomar de nuevo malarone como nos sugirió la doctora dado que estaríamos en una zona de riesgo todos los días del viaje.
El tratamiento es un poco pesado porque hay que tomarlo 1 día antes de llegar a la zona y 7 días después, pero tras la última experiencia en el sudeste asiático, donde uno de nosotros volvió con fiebre durante varias semanas y no supieron encontrar el motivo, preferimos reducir los motivos.
En cuanto al botiquín, siempre hay que llevar unos mínimos por si fueran necesarios, es tan fácil como escribir un mail a nuestr@ doctor@ de cabecera contándole nuestro viaje y nos harán la receta de los medicamentos que podamos necesitar. Cabe destacar que, en esta ocasión, estaremos bastante aislados de todo, por lo tanto, hay que procurar llevar lo imprescindible que podamos necesitar para evitar males mayores en destino. Básicamente, en nuestro caso, el botiquín incluía: paracetamol, ibuprofeno, flumil, termómetro, cristalmina, gasas, tiorfan, amoxicilina, suero oral, antihistamínico, gaviscon, nolotin, arnidol, bálsamo de tigres y malarone y malarone pediátrico.
Como en cualquier viaje, también es recomendable inscribirse en el registro de viajeros del Ministerio de Exteriores para estar localizable en caso de emergencia. Ahora ya se puede hacer mediante una APP de manera cómoda y sencilla, son solo 5 minutos y puede ser muy útil en caso de necesidad.
Y, por último, pero no por eso menos importante ¡el seguro de viaje! Nosotros siempre viajamos con IATI Seguros, tanto a Nepal, como a Sudáfrica, como al Sudeste Asiático, como a Jordania. Así que esta vez, volvimos a repetir con ellos. Por suerte, esta vez, no lo hemos tenido que utilizar. Aunque casi nos pilla toda la crisis del coronavirus.
En este sentido, a pesar de contratar el seguro de anulación, nuestro viaje empezaba el 1 de marzo y para ese entonces, India no había prohibido todavía la entrada de españoles en sus fronteras. Así que no había “motivos” para la cancelación y por lo tanto, para la devolución del dinero.
Para el inicio de nuestro viaje, ya había varios contagiados en Barcelona, así que las posibilidades de pillarlo en cualquier aeropuerto de los que íbamos a pisar o pillarlo en nuestra propia ciudad, eran casi las mismas. Así que elegimos viajar. Tomamos las precauciones necesarias durante los traslados y poco más. Afortunadamente, ya han pasado 15 días desde nuestra vuelta y no tenemos síntomas, así que descartamos habernos contagiado durante el viaje.
Los últimos días en el parque nos hicieron rellenar cuestionarios de salud y casi todos los trabajadores llevaban mascarilla. Lo mismo en el hotel, los últimos días todos los empleados iban con mascarilla, así como todas las azafatas de los vuelos que cogimos.
En el hotel de la última noche nos tomaron la temperatura en el checkin y también el cuestionario de salud. A diferencia de la llegada a Europa, vía Helsinki nada, lo mismo que al llegar a Barcelona, cero controles.
Lamentablemente, el viernes siguiente a nuestra llegada, se cerraron los colegios en Catalunya y el resto de la historia ya lo sabéis.
Movilidad
Llegar a los parques naturales de Madhya Pradesh no es tarea fácil, aunque si dispones de tiempo, seguro que es una buena aventura intentarlo. Hay opción de hacer algún tramo en tren (con una duración de 15 horas aprox), pero nosotros preferimos coger un vuelo interno des de Delhi hasta Jabalpur y contratar los traslados en el mismo hotel. Fueron 2 horas de vuelo (con sus consiguientes horas de retraso) + 4 horas de taxi, después de los vuelos internacionales.
Visto así parece una paliza, pero os garantizamos que cada quilómetro vale la pena si la recompensa es observar al felino rayado más grande del planeta.
Las 4 horas por carretera son para cubrir los 180 km que hay desde Jabalpur hasta Bandhavgarth, que aunque el asfalto está bastante bien, la conducción allí es un tanto alocada y las motos van por el medio, las vacas cruzan por doquier y no es posible ir demasiado deprisa. Vale la pena solicitar, a la hora de contratar los traslados, que el coche tenga cinturones de seguridad. Para nosotros es una obviedad, pero no en todos los países tienen el mismo sentido de la seguridad. Y ya tuvimos suficiente con la experiencia sin ellos en los traslados desde Medan hasta la selva de Sumatra para ver orangutanes.
Para los traslados dentro de Delhi, por primera vez contratamos los servicios de taxi de Booking. Solicitamos el servicio en el hotel pero nos dieron un precio desorbitado. Entiendo que es un hotel de lujo, pero es demasiado multiplicar los precios de esta manera. Nos pidieron 42 € más tasas para que nos recogiera un Toyota o 54 € más tasas, para que nos recogiera un BMW. Nos pareció un auténtico despropóstio contando que el hotel está a 6 km del aeropuerto.
Total, que provamos este servicio a través de Booking y fue un gran acierto. 100% recomendable. Nos mandaron un mensaje con el coche, la matricula, el nombre del conductor y su móvil. Nosotros facilitamos el número de vuelo para que ellos puedan controlar los posibles retrasos que puedan haber y ajustar así la hora de su llegada. Al aterrizar, recibimos un whatsapp del conductor, informándonos de la puerta de salida donde nos esperaba, con una foto de la puerta y al salir ahí estaba con nuestro nombre. Y todo por 17 €.
Al día siguiente, lo mismo, el conductor nos vino a recoger al hotel y nos llevó de vuelta al aeropuerto por 17 €.
Equipaje
Para variar, esta vez tampoco queríamos facturar, así que metimos todo lo necesario en dos maletas que no llegaban a 7 kgs. Era solo una semana, así que no era tan difícil. Aunque a diferencia de la ropa de verano para el sudeste asiático, aquí llevábamos la ropa de invierno.
Hay que tener en cuenta que en el jeep descubierto a las 6 de la mañana hace mucho frío. Así que es imprescindible llevar la chaqueta de invierno para las primeras y últimas horas del día. Luego hay ratos que con una sudadera es suficiente y a mediodía, se puede ir en manga corta.
Hubo tiempo de darse algún bañito en la piscina, así que no olvidéis el bañador en vuestro equipaje.
Durante los safaris, ropa cómoda, a poder ser, con colores poco estridentes. Aún recuerdo la primera vez que intentamos ver tigres en Chitwan, Nepal, que el guía no me dejó poner la sudadera porque decía que esos colores ahuyentarían al tigre.
Clima
India es enorme, así que, en consecuencia, el clima es muy variado según la zona. En el caso de Madhya Pradesh, hay básicamente dos temporadas, verano, que va desde mayo a octubre y se caracteriza por el calor extremo y las lluvias monzónicas e invierno, que va des de noviembre a febrero donde las temperaturas se estabilizan un poco, llegando a los 20 grados durante el día pero con noches bastante frías.
Bandhavgarth cierra des de julio hasta mitad de octubre porque las pistas se vuelven inconducibles incluso para los jeeps debido a las monzones.
En consecuencia, los mejores meses para los avistamientos, como en cualquier lado, es con la escasez de agua, puesto que los animales se ven obligados a ir a los pocos sitios donde queda un poco de este preciado líquido imprescindible para la supervivencia.
Presupuesto
A diferencia de lo que pueda parecer, no es un viaje especialmente caro. Básicamente los gastos para 2 adultos + un niño, han sido:
Vuelos internacionales: 1.400 €
Vuelos internos: 383 €
Traslados: 230 €
Hotel con pensión completa: 550 €
Safaris: 600 €
TOTAL: 3.163 €
Los precios son aproximados, ya que depende de cómo esté el cambio de las rupias en el momento del viaje y los importes que te cobre tu banco por la transferencia internacional.
RUTA
Día 1
Barcelona – Helsinki
Helsinki – Delhi
Día 2
Delhi – Jabalpur
Traslado Jabalpur – Bandhavgarth
Noche en el Lemon Tree Wildlife Resort
Día 3 a 6
Safari de mañana
Safari de tarde
Noche en el Lemon Tree Wildlife Resort
Día 7
Safari de mañana
Traslados Bandhavgarth – Jabalpur
Vuelo interno Jabalpur – Delhi
Noche en Delhi, Hotel Trident Gurgaon
Día 8
Vuelo Delhi – Helsinki
Helsinki – Barcelona