Aventura en familia por el sudeste asiático: orangutanes, islas y templos

Categorías Asia, Indonesia, Malasia, Tailandia, Viajes

Este año elegimos los ORANGUTANES como protagonistas de nuestro gran viaje y para admirarlos, organizamos un viaje por libre al sudeste asiático en familia. Tenemos un listado de animales salvajes que nos encantaría ver en su hábitat y ell@s suelen ser el motivo de nuestros destinos.

Ya sabéis que tenemos predilección por los primates, uno de nuestros mejores recuerdos viajeros es en el Bosque Impenetrable de Bwindi cuando pudimos compartir 1 hora junto a una familia de gorilas de montaña. También hemos buscado chimpancés en el oeste de Tanzania y no desaprovechamos la oportunidad de volverlos ver en Uganda.

Cuando nos planteamos la opción de ver orangutanes, buscamos muchísima información al respeto para lograr encontrar el lugar donde verlos en libertad.

La gran mayoría de gente elige verlos en Borneo, hay varias opciones de avistarlos allí pero siempre en semilibertad. Parece ser que hay unas plataformas de madera donde les dejan comida y es allí donde los turistas pueden verlos si ese día los orangutanes tienen pocas ganas de buscar fruta en la selva y prefieren ir a lo fácil.

Esta opción no nos convencía, así que finalmente elegimos la selva del norte de Sumatra para poder vivir la experiencia de ver orangutanes en su hábitat.

Sumatra orangutan
Sudeste asiático en familia

Ya que viajábamos tan lejos para poder ver a estos primates, había que complementar el viaje con otros destinos que tuvieran algo que ofrecer suficientemente interesante dentro del sudeste asiático.

Estuvimos barajando varias islas donde poder ver también fauna en libertad y finalmente elegimos las Perhentian. Y menuda elección. Hemos vuelto completamente enamorados de estas islas malayas.

Además, teniendo Tailandia tan cerca, decidimos incluir Bangkok en la ruta y pisar al fin, una de las ciudades más famosas entre l@s mochiler@s.

La ruta pues, empezó en Kuala Lumpur, capital de Malasia, nos acercamos primero a las islas por un tema de climatología, pues hay que tener en cuenta el monzón en esta zona del planeta. Luego volamos a Sumatra para pasar 4 días en la selva y terminamos la aventura por el sudeste asiático en Bangkok.

Bangkok
Sudeste asiático en familia

Pisamos pues 3 países distintos: Malasia, Indonesia y Tailandia. Pero estuvimos tan poquitos días en cada uno de ellos que se hace difícil crearse una opinión al respeto. Obviamente solo podemos hablar por nuestra propia experiencia y teniendo en cuenta que fue muy breve. Los tres países nos parecieron seguros y fáciles a la hora de viajar. El sudeste asiático recibe millones de turistas cada año y está muy preparado para ello.

Para nosotros ha sido una ruta muy completa, con un poco de todo, ciudades, templos, playa, selva… así que la combinación ha sido ideal. Y lo más importante, nos ha permitido cumplir algunos de nuestros mejores sueños viajeros. No todos los días tienes un orangután frente a ti o puedes nadar con una tortuga en libertad. Sin duda, son momentos que no olvidaremos nunca.

PREPARATIVOS

Alojamiento

En cuanto a organización, hay que tener en cuenta que el alojamiento interesante se agota con antelación, sobre todo en las islas. Las Perhentian son un auténtico PARAÍSO y hay más demanda que oferta para algunas zonas, así que, si quieres dormir en una playa en concreto o con ciertas comodidades, reserva con bastante antelación. 6 meses por ejemplo.

Nosotros usamos Booking para buscar y reservar todos los alojamientos.

En Kuala Lumpur inicialmente tuvimos muy mala suerte, aún hoy desconocemos porqué, pero nos cancelaron 4 alojamientos distintos. Al final des de Booking nos ofrecieron el hotel donde conseguimos alojarnos y fue una maravilla. Diría que quizá el mejor de todo el viaje.

En la selva de Sumatra había muchísima menos demanda y había varias opciones para elegir. La idea inicial era hacer 2 noches en Bukit Lawang, el último pueblo antes de la selva y dos noche en un campamento dentro de la selva.

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Y, en Bangkok, elegimos un hotel ubicado al lado de la famosa Kao San Road que es donde están la mayoría de templos y atractivos turísticos.

Visados

Ninguno de los 3 paises que hemos visitado exige pagar un visado para los turistas españoles. Algo que se agradece. Los trámites no son demasiado lentos, en la mayoría te hacen una foto, las huellas dactilares y poco más. 

Salud

Antes de cualquier viaje, nuestra recomendación es que os acerquéis a Sanidad Exterior, donde os asesorarán los médicos expertos en medicina tropical.

En nuestro caso, y debido a los viajes anteriores, no nos hizo falta ninguna nueva vacuna y nos recomendaron tomar el Malarone para los días de selva, aunque es una decisión muy personal. Esta vez, al ser tan pocos días, dudamos mucho si tomarlo o no.

En cuanto al botiquín, siempre hay que llevar unos mínimos por si fueran necesarios, es tan fácil como escribir un mail a vuestr@ doctor@ de cabecera contándole vuestro viaje y os harán la receta de los medicamentos que podáis necesitar. Básicamente, en nuestro caso, el botiquín incluía: Relec (3 botes), paracetamol, ibuprofeno, cristalmina, gasas, tiorfan, amoxicilina, suero oral, antihistamínico, flumil, termómetro, gaviscon, nolotin, biodramina, arnidol y bálsamo de tigre.

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Y por último, pero no por eso menos importante ¡el seguro de viaje! Nosotros tanto a Nepal como a Sudáfrica viajamos con IATI Seguros, así que esta vez, volvimos a repetir con ellos y por primera vez, lo hemos tenido que utilizar.

Si nos seguís en Instagram, ya visteis todo el proceso a través de Stories.

En las islas, algún bicho hizo de las suyas con las picaduras. Al peque empezaron saliéndole en la cara, pero luego le salieron por todo el cuerpo. Como empalmamos las islas con la selva, y solo teníamos cristalmina para echarle y no le mejoraba, des de la selva llamamos a IATI para pedir que un médico le visitara.

Nos contactaron por WhatsApp des de la subcontrata de Tailandia para decirnos que donde estábamos no había médicos y que teníamos que desplazarnos a 5 horas para llegar a Medan, la 3ª ciudad más importante de Indonesia (que era un auténtico caos) y donde al día siguiente teníamos que ir para coger el vuelo de vuelta a Malasia.

Como en Medan no teníamos mucho tiempo, nos recomendaron un hospital en Kuala Lumpur donde podrían atendernos al día siguiente.

En el hospital, en un primer momento, no nos aseguraron que la visita y demás estuvieran cubiertos por nuestro seguro. Después de reclamar al seguro por WhatsApp para que contactaran con el hospital para resolverlo, nos confirmaron que sí, que nuestro seguro lo cubriría todo.

Allí tuvimos que esperar nuestro turno porque había otros niños en urgencias y finalmente nos visitó una doctora encantadora. Nos dijo que eran picaduras infectadas de moscas de arena y nos dio todo el tratamiento que necesitábamos. Antibiótico, cremas, jabón etc… No tuvimos que pagar ni un céntimo. Además, nos hizo un papel para poder volar con todas las medicinas y que no tuviéramos problemas en el aeropuerto.

Al llegar a Barcelona fuimos a nuestra doctora y después de 10 días de tratamiento con el primer antibiótico, nos receptó otro antibiótico distinto porque aún no habíamos conseguido eliminar la bacteria. Al final fue solo una anécdota, pero te hace ser más consciente todavía de la necesidad de viajar con seguro médico.

También es recomendable inscribirse en el registro de viajeros del Ministerio del Exterior porque en caso de emergencia, sabrían donde localizarte.

Documentación imprescindible

En cuanto a documentación, solamente hay que llevar el pasaporte en vigor con mínimo 6 meses de caducidad.

Y, para entrar en Malasia, hay que tener vuelo de salida. A nosotros nos lo pidieron en el aeropuerto de Barcelona.

En cuanto al dinero, hemos gastado mucho más efectivo del que pensábamos. En muchos sitios aún no se puede pagar con targeta y en algunos que sí se puede, se aprovechan y te quieren cobrar + 5-10% por utilizar esa forma de pago.

Así que hemos tenido que cambiar a 3 monedas distintas. La app XE es una maravilla para hacer el cambio de divisas porque con 3 monedas es un poco locura.

Sudeste asiático en familia

Movilidad

Este ha sido otro apartado importante en este viaje. Ha habido desplazamientos en todo tipo de vehículos: avión, barcos, taxis….

Los 5 vuelos internos que cogimos, los reservamos con antelación des de casa. Los precios no suele variar mucho, así que tampoco es necesaria muchísima antelación, nosotros los compramos un mes antes aprox. Cuatro de ellos los hicimos con Air Asia que es la low cost por excelencia del sudeste asiático y otro con Malaysian Airlines porque por horario nos iba mejor y el precio era muy parecido.

Nos llevamos las apps descargadas des de donde puedes gestionar los check-in e imprimir el billete en las máquinas que hay en los aeropuertos.

Un día teníamos dos vuelos “seguidos” y teníamos la duda de si los retrasos serían muy exagerados y nos harían perder la conexión. Algún retraso sufrimos, pero en general, nada grave.

Los barcos de traslado a las islas se gestionan en el momento, el taxista que te lleva al puerto ya te deja en una agencia para comprarlos. Compramos ida y vuelta y la vuelta la cierras con el alojamiento.

En cuanto a la selva, reservamos desde aquí todo el pack con el hotel, e incluía alojamiento, el taxi de traslado des de el aeropuerto, el trekking y el campamento en la selva. Así que, al llegar a Medan, había un cartelito con nuestro nombre y un taxi esperándonos.

Por dentro de las ciudades nos hemos movido con Grab. Es una aplicación tipo Uber/Cabify y funciona de maravilla. Te ahorras regatear precios porque los conoces de antemano. Tenemos la sensación que en Malasia funciona mejor que en Bangkok, pero lo hemos usado en ambas todos los días.

Sudeste asiático en familia

Descargamos la app en Barcelona, y usarla es muy sencillo. Puedes elegir el pago, si en efectivo o con tarjeta, debes tener el GPS activo para que te ubique, introduces la dirección donde quieres ir y te calcula el precio. Si aceptas, busca el conductor más cercano, te indica el número de matrícula, el modelo del coche e incluso el color y te va mostrando en tiempo real por donde va y cuanto falta para que llegue a tu ubicación actual.

Algunos de los conductores no hablan mucho inglés, pero como ya tienen la dirección donde quieres ir con antelación, no tienes que explicarles nada, ya saben dónde tienen que llevarte.

Equipaje

En cuanto al equipaje para una aventura en el sudeste asiático en familia, si hacéis como nosotros y no facturáis la maleta y tenéis mil vuelos internos, debéis ceñiros a los 7kg permitidos. La verdad que pensábamos que sería muy difícil y no lo fue para nada. Llevamos dos mochilas con menos de 7kg cada una para cargar los 2 adultos y llevamos una tercera auxiliar para todo lo que compráramos.

También es verdad que a nosotros no nos las pesaron en ninguno de los vuelos internos pero sabemos de otras familias a las que sí se las pesaron con cada vuelo de Air Asia.

Y a la vuelta, que sí que nos pasamos de kg, en Qatar Airways hicieron la vista gorda y no nos impidieron subir con ellas en el avión sin facturarlas.

En cuanto a qué llevar, nada que no puedas comprar en destino, así que si se te olvida algo, allí hay de todo y a buenos precios. Nosotros llevamos los frontales (linternas), un enchufe con varias salidas usb para cargar todo con 1 solo enchufe y de carga rápida, que ha sido una maravilla. Allí compramos un adaptador. Llevamos las gafas y los tubos para el snorkel pero allí se pueden alquilar por 4 duros.  Una bolsa pequeña estanca para llevar el móvil en la playa o el dinero… Protección solar porque te abrasas. Las camisetas con protección UV son la clave sobre todo para los peques.

En cuanto a la ropa, solo verano, no hemos usado ni una sudadera.

Clima

En cuanto al clima por el sudeste asiático, mucho calor y mucha humedad. Y algunas noches, lluvias torrenciales. No nos ha impedido hacer nada, pero algunas noches parecía que el cielo se rompía.

Una de las peores cosas de esos lares del planeta es el jet lag. Las primeras noches fueron entretenidas y a la vuelta también ha hecho mella.

¿Cómo llegar?

Des de España hay varias aerolíneas que vuelan al Sudeste Asiático, se pueden encontrar vuelos a partir de los 300 € aprox. Si quieres fechas exactas, pocas escalas o volar de noche, el precio empieza a subir. 

Nosotros elegimos por segunda vez Qatar Airways y la experiencia ha vuelto a ser muy correcta.

Volamos desde Barcelona a Kuala Lumpur a la ida y de Bangkok a Barcelona a la vuelta pero hay infinidad de posibilidades y de escalas disponibles.

Sudeste asiático en familia

RUTA

Día 1 del viaje al Sudeste asiático en familia

Barcelona – Doha

Día 2 del viaje al Sudeste asiático en familia

Doha – Kuala Lumpur

El primer día llegamos sobre las 15h a Kuala Lumpur y después de cambiar dinero, comprar una SIM para el móvil y descargar en el hotel, nos fuimos a conocer las famosas torres petronas.

La verdad es que impresionan y más, de noche. Allí no oscurece muy tarde, así que cenamos algo en el centro comercial Suria y vimos el espectáculo de luces.

hotel Nos alojamos en el hotel Hilton Garden Inn 

Día 3 del viaje al Sudeste asiático en familia

A primera hora subimos a la terraza del hotel para ver el amanecer con ese skyline de fondo. Inolvidable.

Después nos acercamos a las Batu Caves para visitar uno de los templos hindús más famosos de Malasia. Las escaleras de colores son su sello de identidad pero tiene otros rincones igualmente atractivos.

Y la siguiente parada fue a la mezquita Wilaha

A mediodía, nos fuimos al centro a visitar algunos templos chinos y toistas y a comer.

Por la tarde, nos perdimos por la selva urbana de Bukit Nanas

Y terminamos el día agotados, en la piscina de la azotea de nuestro hotel.

hotel Nos alojamos en el hotel Hilton Garden Inn 

Día 4 del viaje al Sudeste asiático en familia

El día anterior, contratamos un taxi a primera hora para que nos llevara al aeropuerto (tened en cuenta que hay una hora des de la ciudad al aeropuerto). Volamos de Kuala Lumpur a Kota Bharu con Malaysian Airlines. El vuelo tiene una duración de 1 hora. Elegimos Malaysian Airlines porque el vuelo salía un poco más tarde que el de Air Asia y así no había que madrugar tanto.

Al llegar a Kota Bharu, pusimos el Grab y nos indicó el precio del trayecto des del aeropuerto de Kota Bharu al puerto de Kuala Besut. Así que sabiendo ese precio, negociamos con el primer taxista que se acercó, que aceptó los 70 que indicaba la app.

En una hora, llegamos a Kota Bharu. El propio taxista nos dejó en la oficina donde vendían los tickets para el ferry. Compramos los 3 tickets y nos acompañaron al puerto, 2 minutos andando. Nos hicieron comprar ida y vuelta y elegir la hora de la vuelta. No había muchas opciones y va en función de la hora que tengas el siguiente vuelo.

El supuesto ferry era una pequeña lancha que daba unos botes de campeonato. Madre mía, el peque disfrutó de lo lindo. Recuerdo perfectamente que en ese momento, verbalizó su agradecimiento por haberle traído hasta allí. «Gracias por este viaje». Y solo acababa de empezar…

En la lancha te preguntan a qué hotel vas y va descargando a la gente en función de su alojamiento. Nosotros fuimos de los últimos así que vimos las demás opciones antes de llegar a la nuestra.

La elección de nuestro hotel fue básicamente por disponibilidad, cuando empezamos a mirar, ya no quedaba casi nada disponible que estuviera decente, así que tuvimos que conformarnos con este. No está mal, pero es bastante básico. Si prefieres algo mejor, ya sabes, antelación y suerte. Nosotros no desistimos y estuvimos mandando mails a otros por si había cancelaciones, pero no tuvimos suerte. Lo bueno es que tiene restaurante y la comida está muy bien. También tiene servicio de taxi y de tours, se puede pagar con tarjeta sin cargos adicionales y está al lado de la playa del PIR, que es una de las mejores de la isla.

Allí es donde pasamos nuestra primera tarde haciendo snorkel. Vimos cientos de peces de colores, rayas y tiburones de punta negra. Fue increíble. Nosotros solos, disfrutando de semejante regalo, el primer día.

hotel Nos alojamos en el hotel:  The Barat

Día 5 del viaje al Sudeste asiático en familia

Para el día de hoy habíamos reservado el tour a turtle beach, turtle point, shark point y fish point. Los compartidos valen 40 por persona y salen a las 10h de la mañana. Nosotros reservamos uno privado y salimos a las 9h para no coincidir con la gran mayoría de gente. Fue un gran acierto.

La primera parada fue a Turtle Beach y no había absolutamente nadie. Un paraíso para nosotros solos. Cuesta de creer pero es así. En Perhentian es posible encontrar playas paradisíacas y desiertas, con una fina línea de arena blanca y a un lado el verde de la jungla y al otro el turquesa del mar…

El barquero que nos tocó fue un encanto, incluso se bañaba con nosotros para buscar a los animales y facilitarnos que los viéramos.

Ya el primer día nos dimos cuenta que 4 noches iban a ser pocas, así que nos prometimos que volveríamos a este paraíso.

hotel Nos alojamos en el hotel:  The Barat

Día 6 del viaje al Sudeste asiático en familia

Para el segundo día reservamos el otro típico tour, el que te lleva a Rawa Island. Los lugares de este tour quedan más alejados que los del primer día, así que nos desplazamos con una de esas lanchas, que nos hacen botar hasta nuestro siguiente destino.

Como ayer, somos los primeros en llegar, nos fascina la cantidad de peces de colores que hay en la orilla, no hace falta ponerse ni las gafas ni el tubo, des de la misma arena puedes deleitarte con cientos de peces, solo que camines cuatro pasos hacia dentro del agua, los peces nadan a tu alrededor sin inmutarse. Es fascinante.

Hoy vemos muchas especies distintas de peces, el pez napoleón que es enorme, mantas, rayas, peces payaso, peces trompeta, de todas las formas y colores. Otro día para enmarcar en nuestra estancia en el paraíso.

hotel Nos alojamos en el hotel:  The Barat

Día 7 del viaje al Sudeste asiático en familia

El tercer día no cansados de ver fauna marina, volvimos a contratar el tour privado del primer día. Volvimos a los mismos puntos, pero elegimos donde queríamos pasar más rato. Como no podía ser de otra manera, las tortugas se llevaron el premio y estuvimos muchísimo tiempo con ellas. Estábamos solos y pudimos nadar con ellas media mañana. Fue increíble. No queríamos irnos. No teníamos suficiente. Queríamos seguir admirando su belleza bajo el mar, ver como asomaban la cabecita y se volvían a sumergir… Qué animales más bellos… Sin duda fue un sueño, que nunca olvidaremos.

La otra gran parte de la mañana se la llevaron los tiburones, volvimos al shark point pero tampoco había gente y los tiburones nos estuvieron rodeando y dando vueltas a nuestro alrededor un buen rato.

Como para no enamorarse de esta isla…

Todavía no nos habíamos ido y ya estábamos deseando volver…  

hotel Nos alojamos en el hotel:  The Barat

Día 8 del viaje al Sudeste asiático en familia

El último día, elegimos una actividad diferente. Teníamos muchas ganas de probarla y por fin, encontramos el mejor lugar para hacerlo. Alquilamos un kayak transparente para poder admirar la belleza acuática des de cualquier punto. Fue mágico.

Paleamos entre corales, con peces por todos lados, acercándonos sigilosos, a la vida marina. Es una actividad super recomendable, que no podéis dejar de hacer si visitáis las Perhentian. Eso sí, tened en cuenta que solo se puede realizar por las mañanas, por la tarde, la marea baja y no es posible navegar con los kayaks transparentes.

Ofrecen la opción en distintas playas, preguntar en vuestro hotel cual os queda más cerca.

hotel Nos alojamos en el hotel:  The Barat

Día 9 del viaje al Sudeste asiático en familia

Este día fue una dura jornada de traslados, nos levantamos en las Perhentian en Malasia, desayunamos, cogimos la lancha que nos devolvió a tierra firme en 40 minutos aprox, un taxi durante 1 hora, un avión a Kuala Lumpur, otro avión que nos llevó a Medan, en la isla de Sumatra y la 3ª ciudad más importante de Indonesia, y por último otro taxi que tardó más de 4 horas en hacer los 130 km que separan Medan de Bukit Lawang, la puerta de entrada a la selva de Sumatra.

El último taxi de más de 4 horas lo contratamos directamente con el alojamiento de Bukit Lawang, el problema es que no tenía cinturones de seguridad. Así que imaginad la tensión durante todo el trayecto de ir sujetando a nuestro hijo para que no saliera disparado en cualquier frenazo o bache, se nos hizo eterno. Él se acabó durmiendo y no pensábamos despertarlo para entrar al hotel, comentamos de subirlo directamente a la cama y luego hacer el checkin. Pues resulta que se para el taxista y nos dice que fin del trayecto, que ahora hay que ir en moto hasta el hotel. Podéis imaginar nuestras caras. Cómo? En serio? Eran las 10h de la noche, todo oscuro, y pretendían que nos subiéramos los 3 en 2 motos. Obviamente tuvimos que despertar al peque al que le pareció un planazo eso de ir en moto 3 personas.

No nos quedó más remedio que salvar los últimos metros motorizados. Si venís a Bukit, informaros bien de la ubicación de vuestro hotel y el acceso a él. Por lo menos para saberlo con antelación e ir mentalizados.

Llegamos finalmente al hotel, descargamos el equipaje en la habitación que tenía buena pinta y nos fuimos a la recepción-restaurante para que nos explicaran bien el tema del trekking en la selva.

Esa misma noche dejamos ya las cosas preparadas para al día siguiente. Cogimos solo las dos mochilas pequeñas de 20 litros con lo imprescindible: una muda (que es casi obsoleta porque con la humedad que hay en la selva se moja igual que la que llevas puesta y no sabes si vale la pena cambiarte o no…), frontal (linterna), batería externa para cargar el móvil (no hay electricidad en la jungla), un mini neceser con lo básico, 4 botellas grandes de agua en total, chanclas para el río y poco más.

hotel Nos alojamos en el hotel  Sam’s Bungalow

Día 10 del viaje al Sudeste asiático en familia

Hoy era el gran día. Nos despertamos ansiosos por lo que nos esperaba. ¿Qué nos depararía la selva? ¿Podríamos ver a los orangutanes? ¿Bajarían de los árboles o solo los veríamos de lejos? Las dudas nos acechaban y las ganas de empezar esta nueva aventura iban creciendo con el paso de los minutos.

Desayunamos en el hotel, nos guardaron las maletas y nos dispusimos a pasar los siguientes 3 días y 2 noches en la selva.

Nosotros contratamos el trekking privado para hacerlo nosotros solos, preferimos ir a nuestro ritmo y no depender de los demás. Nos adjudicaron un guía y un ayudante, que estuvo todo el tiempo pendiente de nuestro hijo. Le daba la mano en los pasos complicados y estuvo velando por su seguridad y confort todo el rato. Fue una maravilla. Tenían mucha complicidad a pesar de no hablar el mismo idioma.

El guía también estuvo muy atento todo el rato y nos estuvo explicando muchísimas cosas. Además, estaba especialmente concienciado con la protección de estos preciados primates y no participada de actos que iban en su contra. En alguna ocasión vimos algún guía ofreciéndole comida a un orangután para que se acercara y él siempre optaba por irse y no participar de eso. Y así nos lo hizo saber, no es bueno para ellos y no hay que fomentar esa dependencia. Así que tuvimos mucha suerte con los 2.

Empezamos a caminar por el pueblo, cruzamos el puente sobre el río, nos despedimos de las últimas cabañas y nos adentramos en la jungla.

Para nuestra sorpresa, en menos de 1 hora andando, estábamos ante la majestuosidad de un orangutan. No lo podíamos creer. Veníamos pensando que tardaríamos horas en encontrarlos como nos pasó en el Bosque Impenetrable de Bwindi, donde localizar a los gorilas, no es tan fácil. Y aquí fue todo lo contrario. Sin apenas ningún esfuerzo, pudimos ver en su hábitat natural, salvajes y libres estos hermosos primates de color anaranjado a un palmo de nuestras narices.

Pudimos también ver otros tipos de monos, black gibbon, babuinos y alguno más, pero nosotros casi que solo teníamos ojos para los orangutanes. Tanto tiempo soñando con ese momento, y por fin podíamos vivirlo. Juntos, en familia. Fue mágico.

A media mañana paramos para desayunar, nos dieron un montón de fruta distinta y continuamos con el trekking.

Pudimos ver otros orangutanes, algunos en los árboles, otros mucho más cerca. Algunas mamás con bebes, otros machos, todos igual de hermosos y parecidos a nosotros.

Para comer, buscamos una zona un poco apartada para no llamar la atención de ninguna monita con pocas ganas de buscarse la vida para encontrar comida e ir a lo fácil y, tomamos un arroz con verduras y tortilla acompañado por unas chips. La verdad que no estuvo nada mal, pensábamos que sería peor.

Después de comer, nos dirigimos hacia el lugar del campamento donde pasaríamos la noche. Anochece bastante pronto, así que hay que llegar relativamente pronto para que dé tiempo a instalarse y empezar a hacer la cena con algo de luz solar.

Después de subir y bajar unas cuantas laderas, llegamos finalmente al río, nos hicieron descalzar y ponernos las chanclas para andar por dentro del agua. Después de todo el día caminando por la selva, se agradeció poner los pies en remojo…

Al poco de andar, empezaron a aparecer los primeros campamentos en la orilla del río. Entendimos que cada hotel tiene su propio campamento en la selva. Todos más o menos son iguales, una estructura con cañas de bambú cubierta por un trozo de plástico y dentro una mosquitera y una colchoneta. También pensábamos que sería peor, no estaba mal. Y estaba limpio.

Descargamos la mochila, nos pusimos los bañadores y nos dimos un merecido baño en el río. El escenario era bucólico, pura jungla, río, algunos monos curioseando cerca… y algunos varanes paseándose por la orilla. Menudos bichos! Después de verlos, los baños no fueron igual de relajantes. En cualquier momento te salía uno de esos por cualquier lado.

Había una cabaña central que hacía de cocina donde los guías preparaban la cena, nuestro hijo pasó ahí la mayor parte del tiempo con ellos, no hablaban el mismo idioma, pero se entendían. Estuvieron haciendo juegos de magia y pasándolo bien juntos. Y nosotros felices de verle ahí, en medio de la selva, como si estuviera en el parque de al lado de casas con sus amigos. Tenemos la suerte de que es muy sociable y eso lo hace todo mucho más fácil.

A un lado de la cabaña-cocina estaba la nuestra y al otro lado, había otras cabañas con otras parejas que salieron des del mismo hotel que nosotros.

Nos sirvieron la cena delante de nuestra choza y la compartimos con nuestros 2 guías. Fue una bonita velada para hablar y compartir sobre las formas de vida en Barcelona o Bukit. Aprendimos todos cosas los unos de los otros y eso siempre enriquece cualquier viaje.

La charleta se alargó bastante y el peque se acabó durmiendo en mi regazo. Finalmente, decidimos acostarnos y la noche también fue mejor de lo hubiéramos imaginado. Quizá porque estábamos cansados de la caminata o porque estábamos extasiados después de la experiencia de ver a los orangutanes, pero la verdad es que descansamos y pudimos dormir toda la noche.  

hotel Noche en el campamento de la selva

Día 11 del viaje al Sudeste asiático en familia

Al día siguiente nos despertamos bastante pronto, esperamos un buen rato hasta que tuvieron el desayuno listo y después de reponer fuerzas, nos volvimos a adentrar en la selva.

Durante el trekking te vas cruzando con algunos grupos, pero la mayoría de ratos, estás completamente solo. Todavía no son las ramblas.

Este día lo tenían reservado para intentar localizar a Mina, una orangután famosa por su agresividad. Parece ser que ha mordido a más de 100 personas… Nosotros no teníamos ningún interés especial en conocerle y menos con esos antecedentes, pero parecía que no te podías ir de Bukit sin haberla visto… Así que nos dirigimos a lo alto de una colina y esperamos. No sabíamos muy bien qué hacíamos allí y se nos antojaba una pérdida de tiempo estar ahí parados sin ver ni hacer nada. Pero finalmente, apareció la tan temida Mina. Y la pudimos ver de cerca, muy de cerca. Caminó por delante nuestro casi sin inmutarse de nuestra presencia. Entonces entendimos que la espera había merecido la pena.

El día de hoy fue más o menos como el anterior, andar, ver orangutanes, para a desayunar/comer y ver más orangutanes. La verdad es que tuvimos bastante suerte y vimos unos cuantos.

Por la tarde llegamos al segundo campamento también a la orilla del río, aunque este mucho más ancho y caudaloso. El guía nos recomendó una cascada en uno de los afluentes que desembocaban en él y nos fuimos a dar un bañito solitario.

La idea era terminar de pasar la tarde en el campamento, desayunar al día siguiente tranquilamente y volver por el río haciendo «rafting» hasta el hotel del pueblo. El guía nos dijo que el pueblo quedaba como a 2 horas de allí pero después de haber vivido ya la experiencia de dormir en la selva y ver que tampoco había mucho más que hacer allí, le pedimos de volver esa misma tarde.

Le pareció bastante raro y nos preguntó si había dicho o hecho algo que no nos hubiera gustado, todo lo contrario, todo había ido de maravilla, pero teniendo el hotel a 2 horas, no tenía mucho sentido alargar la estancia en la selva cuando podíamos dormir más confortables en el hotel, ducharnos y estar más cómodos.

Obviamente habría que pagar una noche más de hotel porque la que teníamos pagada era en la selva. Eso era lo de menos. Llamó a su jefe y le dijo que volvíamos ya, éste le dijo que en el hotel no había habitaciones disponibles. Ya buscaríamos otro al llegar, está uno al lado del otro.

Así que prepararon la balsa con cámaras de neumático de ruedas de camión, las ataron unas a las otras, metieron las mochilas y las bambas en unas bolsas “estancas” y nos dispusimos a navegar por el río.

Des de Barcelona no teníamos muy claro si realmente valía la pena esta “actividad”, pero una vez allí, agradecimos haberla contratado porque te da una perspectiva totalmente diferente de la selva que es imprescindible vivir. Algunos tramos son rápidos y divertidos y otros son lentos con una paz difícil de describir. Además íbamos completamente solos porque el resto de huéspedes, volvían la mañana siguiente.

Fue la mejor guinda del pastel que podía tener nuestra experiencia en la selva.

Llegamos sobre las 17h a Bukit, con una sonrisa de oreja a oreja.

Fuimos al hotel de al lado a preguntar si tenían habitaciones disponibles y nos enseñaron varias para elegir. Nos quedamos con la que tenía mejores vistas al río y a la selva.

Después de una ducha reparadora, bajamos a cenar como reyes y nos fuimos a descansar con el ruido del río de fondo y fue entonces cuando empezaron a caer las primeras gotas.

Una vez en la cama, agradecimos de nuevo la buena decisión que habíamos tomado, se desató una tormenta que iluminaba la habitación con los rayos y caía una cantidad de agua que parecía que íbamos a salir flotando. No queremos ni imaginar la noche que tuvieron que pasar en el campamento, todo a oscuras y diluviando.

hotel Nos alojamos en el hote:  Jungle Inn

Día 12 del viaje al Sudeste asiático en familia

Al día siguiente continuaba lloviendo, la gente que tenía que empezar el trekking no las tenía todas de si arriesgar e ir o esperar a que amainara…

A media mañana se despejó el cielo y volvió a lucir el sol, entonces aprovechamos para ir a visitar una cueva que hay cerca del mismo pueblo de Bukit.

Al llegar nos ofrecieron linternas y un guía-acompañante que nos llevó a explorar esas cavidades tan particulares del sudeste asiático. De nuevo, completamente solos. Bueno, con la compañía de algunos murciélagos.

De vuelta paramos a comer en un super ecolodge propiedad de unos holandeses.

La tarde la pasamos en el hotel, gestionando temas sanitarios. Como hemos comentado más arriba, el peque tenía pequeñas ulceraciones por todo el cuerpo y debía verle un médico.

hotel Nos alojamos en el hotel  Sam’s Bungalow

Día 13 del viaje al Sudeste asiático en familia

Toca despedirse de la selva. Al contrario que a la ida, bajo un sol de justicia nos niegan las motos para acercarnos al taxi que nos llevará de vuelta al aeropuerto de Medan. Así que cargados con las mochilas, llegamos sudando para empezar otro día de traslados. Eso sí, exigimos un taxi con cinturones de seguridad.

Después de más de 4 horas básicamente sorteando el tráfico de Medan, llegamos al aeropuerto y ponemos rumbo de nuevo a Kuala Lumpur.

Tenía reservada una visita al templo chino más famoso de la capital malaya pero los planes a veces no salen como esperas.

Así que llegamos a Kuala Lumpur, descargamos en el hotel de piscina infinita y nos vamos directos al hospital para que un médico valore las lesiones de la piel del peque.

hotel Nos alojamos en el hotel Regalia Residence

Día 14 del viaje al Sudeste asiático en familia

Al día siguiente alguno tiene que visitar con demasiada frecuencia el baño, así que tampoco podemos salir a explorar lo que nos falta de Kuala Lumpur. Subimos a echar un ojo a la famosa piscina infinita con vistas a las petronas y esperamos pacientes que sea la hora de volar a Bangkok, la última parada del viaje.

Comemos en el aeropuerto y subimos al último vuelo con Air Asia del viaje. Los trámites de entrada a Tailandia son rápidos, algo que se agradece, compramos una SIM para el móvil y cambiamos algo de dinero. Conectamos el Grab y cogemos un taxi por 300 baths que nos acerca al hotel en menos tiempo del previsto.

Fue difícil elegir donde alojarnos, pero finalmente preferimos estar cerca de meollo, con tan pocos días, elegimos estar cerca de los atractivos turísticos y no perder tiempo en desplazamientos. Nuestro hotel está al lado de la famosa calle Kao San Road, pero está en un callejón tranquilo sin nada de tráfico ni ruido. Seguramente volveríamos a elegirlo en caso de volver.

Sudeste asiático en familia

Descargamos el equipaje y damos una pequeña vuelta de reconocimiento por los alrededores del hotel. Nos quedamos a cenar en el mismo restaurante del hotel que tiene una variada carta de comida tradicional y comida internacional.

hotel Nos alojamos en el hotel Rambutri Village

Día 15 del viaje al Sudeste asiático en familia

Primer día completo en Bangkok y primer día de templos. Hay tantos que es difícil elegir porque evidentemente no da tiempo a verlos todos. Además, iendo con niños, como es nuestro caso, se hace todavía más complicado porque para él carecen de interés. Así que cuando ha visto 2 ya está cansado y no quiere seguir con más visitas culturales.

Empezamos por el

Alternamos las visitas con un apasionante paseo en tuk tuk, para contentar al peque y seguimos con el Golden Temple y el cercano

Por la tarde, nos acercamos a un centro comercial para hacer algunas compras.

Cuando cae la noche, aprovechamos para acercarnos al templo Wat Arun para verlo iluminado en todo su esplendor y finalmente paseamos por la famosa Kao San Road.

De toda la mala fama que habíamos oído, ni rastro, una calle asiática con puestecitos de comida y de souvenirs, con música y gente, pero nada más. Ni borrachos, ni prostitutas, ni drogas… de todo eso, no vimos absolutamente nada. 

Día 16 del viaje al Sudeste asiático en familia

Hoy nos levantamos pronto para ir al Palacio Real a una hora razonable, al ser la mayor atracción turística de Bangkok, sufre bastantes aglomeraciones y ya sabéis que nosotros no somos amantes del gentío.

La primera media hora podemos disfrutar del lugar sin apenas gente, vale la pena adentrarse y ver todo lo posible rápidamente antes de que se llene, si te entretienes en la entrada, donde todo el mundo se queda, luego ya es imposible.

Sudeste asiático en familia

Cuando ya se llena, desistimos de poder ver o fotografiar ningún rincón tranquilamente y aceleramos la visita. Salimos del agobio y descartamos meternos en el vecino templo del buda reclinado, igual de famoso, a esas horas debe ser un hormiguero.

Elegimos volver a Wat Arun para verlo de cerca, este templo es distinto a los que hemos visto hasta ahora, pero para el peque ya es demasiado, así que hacemos una breve visita y nos volvemos para el hotel.

El alojamiento tiene piscina pero la doctora nos recomendó que el peque no se bañara estos días, así que no podemos sacarle todo el jugo. Damos un paseo por el barrio, hacemos alguna comprita más y por la noche nos dejamos caer por china town. Menudo espectáculo de luces, nunca habíamos visto algo así. Hay un montón de ambiente, sobre todo gente asiática, y está repleto de comida callejera. Algunos puestos deben ser deliciosos porque hay colas larguísimas para degustar sus platos. Vale la pena visitar este barrio, nos ha parecido mucho más interesante que Kao San Road.

Día 17 del viaje al Sudeste asiático en familia

Último día del viaje y último día en Bangkok. Me toca negociar con el peque una última visita cultural. Elijo el templo de mármol por ser un poco diferente a lo que hemos visto. Pero aún y así no despierta ninguna curiosidad en él.

Lección aprendida. Nunca habíamos hecho un viaje a grandes ciudades y después de esta experiencia, creo que tardaremos en repetir. Él se aburre y todo se hace más pesado. Así que ¿para qué? Mejor elegir destinos en que todos disfrutemos y todo fluya sin aburrimientos innecesarios. Tomamos nota.

Por la tarde nos damos un merecido masaje tailandés y nos despedimos del sudeste asiático.

Bangkok da paso a Doha y amanecemos en Barcelona.

Día 18 del viaje al Sudeste asiático en familia

Llegada a Barcelona sin incidencias

Somos una familia con un niño de 9 años y dos perritas que adoran bañarse.
Nos encanta salir en furgo, el contacto con la naturaleza y descubrir juntos tierras lejanas... ¿nos acompañas?

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