El día 1 de junio nos levantamos bien temprano y nos acercamos al aeropuerto del Prat para tomar el primer vuelo dirección Porto. Hemos tenido retraso en todos los aviones, no grandes demoras pero ninguno ha salido con puntualidad. Esta vez el piloto era muy simpático y dejó entrar al bebe en la cabina para observar con detalle todos los mandos para pilotar un avión.
Después de retrasar una hora el reloj, recogemos las mochilas y cogemos el metro para ir hasta el centro de Porto.
Bajamos en la preciosa estación de metro de São Bento y en 5 minutos llegamos al hotel escogido, iStay Hotel Oporto Centro, un antiguo easyhotel, que cumple perfectamente la función, buena ubicación, limpio, servicio excelente, habitación amplía, cama king size y buen precio.
Después de descargar, vamos a buscar un lugar para comer, por casualidad pasamos por delante de Casa Guedes y al ver que estaba a tope, recuerdo que lo recomendaban en algún sitio y decidimos entrar. Probamos el típico bocadillo de jamón y queso de oveja, el lugar es humilde pero la comida era buena, con la barriga llena pero sin peso en la espalda, volvemos hacia el centro a ver con detalle la estación de São Bento, que es preciosa. Seguimos paseando hasta la Torre de los Clérigos y damos un vistazo por el escaparate a la famosa Librería Lello, la cola para comprar los tickets para entrar (3 €) nos hace prescindir de la visita y seguimos contemplando Porto.
Admiramos los tranvías ante la Igreja dos Carmelitas y hacemos una paradita en el parque infantil de los jardines da Cordoaria/João Chagas para que el bebe satisfaga sus ganas de trepar, jugar y saltar.
Después nos deleitamos con las vistas sobre el río desde el Passeio das Virtudes y bajamos hasta el barrio de la Ribeira donde hacemos de espectadores de la vida cotidiana de Porto, de las idas y venidas de los locales.
Volvemos hacia São Bento y subimos hacia el este para ver la iglesia de Santo Ildefonso, cenamos en el japonés del lado del hotel y a descansar. Ha sido un día intenso.
Al día siguiente, después de almorzar con un pan buenísimo de la panadería de al lado del hotel, nos ponemos en marcha, visitamos la preciosa capela das almas y nos adentramos en el mercado do Bolhão, un espacio decadente pero con mucha vida que le da un encanto especial.
Andamos por la Avda. de Aliados donde hacemos una parada técnica y nos acercamos a comer al restaurante vegetariano Da Tierra donde degustamos el delicioso bufete libre.
Por la tarde vayamos a visitar el puente de Luis I, lo cruzamos y conseguimos unas vistas diferentes de la ciudad, desde el otro lado del río Douro. Vamos a un parque infantil, de los que no abundan en el centro de Porto y acabamos el día paseando por el barrio de la Ribeira entre barcas de piratas 😉
El último día lo dedicamos a los Jardines do Palácio de Cristal, cuidados al máximo, ideales para relajarse y desconectar completamente, también tiene un pequeño parque infantil que hace las delicias de nuestro hijo.
Para comer, vamos al Food Corner y elegimos la Munchie, donde comemos estupendamente antes de volver en metro al aeropuerto para volar hacia las Islas Azores, la siguiente parada del viaje.
Porto es una ciudad decadente, que a mí me recordó los barrios «bien» de cualquier capital africana, será que ya vuelvo a sentir «la llamada de África»…
En el mapa tienes los puntos de interés más destacados, incluyendo los parques infantiles que localicé antes de marchar.